miércoles, 22 de junio de 2011

"Hace unos días conocí a Habiba..."

Reproducimos esta carta enviada por un lector a la sección de Cartas al director de diferentes periódicos:

«Hace unos días conocí a Habiba, la joven marroquí de 22 años que está moviendo Roma con Santiago para recuperar a Alma, su hijita de 15 meses, separada de ella desde hace ya 3 semanas por el Instituto Madrileño del Menor y la Familia.

No quiero entrar a hacer valoraciones de las razones esgrimidas por el citado instituto para separar a esa niña de su madre, razones que, por otro lado, han sido contraargumentadas por varios pediatras que aseguran que si Habiba se comportaba con su hija tal y como refiere el IMMF es porque estaba desempeñando su papel de madre tal y como es aconsejable y recomendado por diversos organismos nacionales e internacionales.

Sólo quiero hablar desde mi experiencia con Habiba y mi propio entendimiento como padre de una niña de 21 meses. Habiba lleva una semana viniendo a casa a cuidar de mi hija y a jugar con ella, y he podido comprobar con qué amor y ternura la contempla y habla. He visto qué intuición natural de madre tiene al jugar con ella. Esa intuición que, en muchas ocasiones, se ha perdido casi completamente en nuestra sociedad occidental. He sentido cómo le reconforta el estar cerca de mi hija ahora que le falta la suya. Es como si la sonrisa inocente y confiada de una niña, le sirviese de puente para rozar con sus dedos las mejillas de Alma y sentir en su propio corazón el latido lejano del de su hija.

No entiendo que un organismo público que se supone ha de proteger a los menores, y ante unos hechos a mi parecer bastante opinables y poco justificados, decida separar a esta niña de su madre porque entiende que es lo más beneficioso para la menor. Me asombro al ver cómo unas personas que parecen desconocer los mecanismos psicológicos y emocionales que se establecen entre una madre y su hija, tienen la potestad de separar a ambas argumentando un comportamiento mal entendido y exponiendo a ambas a situaciones y riesgos que pueden llegar a ser nefastos de por vida.

Una niña duerme cada noche lejos de su madre sin saber qué es lo que está ocurriendo con su vida, sin recibir los besos y abrazos que tanto le consuelan, sin tener cerca ese cuello que abrazar y esos pechos que calman su hambre, su sed y sus miedos.

Una madre llora cada noche, desconsolada, en la locura de un país extraño que no le deja entender qué inhumanas razones burocráticas permiten impunemente que le sea arrancada del pecho su hija. Sabe que cada minuto que pase lejos de su hija no lo podrá recuperar jamás. Sabe que cada minuto que pase su hija lejos de ella, producirá una secuela en el futuro imposible de remediar.

Y, mientras, una serie de funcionarios de diversos estamentos se dedican a rellenar formularios y pedirse informes unos a otros, con objeto de que todo sea muy legal y garante, aunque nada humano.

No es de extrañar que en tiempos como los que corren, surjan movimientos como el 15M, de indignados, cabreados, o concienciados con lo mal que lo está haciendo esta sociedad, que no estén dispuestos a tolerar que los políticos, funcionarios y organismos que se supone están ahí para protegernos y ayudarnos, sean prácticamente la mayor amenaza contra nuestra sociedad.

Mientras algunos aún tratan de aferrarse a sus sillones y despachos, otros ya han comenzado el proceso de transmutación. No tiene vuelta atrás. Un terremoto va a sacudir a nuestra sociedad; las estructuras viejas y caducas no van a soportarlo y desaparecerán porque ya no tendrán razón de ser. Saludo a todas aquellas personas que gritan a los cuatros vientos: ¡Habiba y Alma unidas YA!»

Alberto. Madrid

1 comentario:

  1. Gracias Alberto.
    Ya ha acabado esta pesadilla.
    Pero que no vengan más.

    ResponderEliminar